El último partido

Vista panorámica del estadio Constant Vanden Stock, actualmente llamado Lotto Park, en donde se disputó el partido | © Олександр Осіпов / Wikimedia Commons

Este año se cumple el 30 aniversario de la reunificación de Alemania, que oficialmente se produjo el 3 de octubre de 1990.

Tras las elecciones generales en la RDA del 18 de marzo de ese año, el parlamento de Alemania Oriental votó el 23 de agosto a favor de la reunificación. En el plano futbolístico, la Bundesliga absorbió a los equipos que participaban en la DDR-Oberliga (primera división de la RDA), si bien solamente 2 equipos fueron admitidos en la primera división y 6 en la segunda, siendo el resto relegados a categorías inferiores. Los jugadores de la selección de la RDA, en su mayoría, tampoco tuvieron demasiadas oportunidades ni en la nueva Bundesliga ni en el combinado nacional.

¿Y esto qué tiene que ver con Bélgica? Pues que el último partido de la historia de la RDA fue precisamente contra Bélgica y se celebró el 12 de septiembre de 1990 en Anderlecht.

La clasificación para la Eurocopa de 1992

En el sorteo que se había celebrado en la sede de la UEFA en febrero de 1990, las selecciones de la RFA y la RDA habían quedado casualmente (o no) encuadradas en el grupo 5, junto con los equipos de Bélgica, Gales y Luxemburgo.

El primer partido del grupo era precisamente el que iba a enfrentar a Bélgica y a la RDA, pero como ya se había votado la reunificación para el 3 de octubre y el país iba a desaparecer, el partido perdió la categoría de oficial y acabó siendo un amistoso.

En el equipo de la RDA había una enorme inquietud al no saber qué iba a ocurrir: varios jugadores rechazaron ir a Bruselas temiendo lesionarse, ya que habían sido fichados por equipos occidentales. Otros, en cambio, no tenían un futuro claro y acudieron a la cita sabiendo que habría muchos ojos puestos en ese partido. En aquel combinado alemán destacaban especialmente Matthias Sammer (jugador fundamental de la selección alemana de los 90 y que era el único jugador del Este que jugaba en la Alemania Occidental, en Stuttgart) y Uwe Rösler, que jugó posteriormente varios años en la Premier League inglesa.

El seleccionador de la RDA, Eduard Geyer, admitió que sus jugadores estaban un poco melancólicos pero muy motivados para «despedirse dignamente». Y efectivamente, el partido fue entretenido y hubo múltiples anécdotas, destacando la del portero suplente alemán Jens Adler, el último cambio de la RDA sustituyendo al portero titular Jens Schmidt: apenas jugó unos minutos, ni siquiera llegó a tocar el balón y fue su primer y último encuentro como internacional en una selección nacional.

El partido, que acabó con victoria alemana por 0-2 (ambos goles de Sammer) está entero en YouTube, con comentarios de la televisión flamenca. Llama la atención que los locutores no parecen concederle al partido la importancia histórica que tenía, y es que en principio éste no iba a ser el último partido de la RDA: había uno programado para el 21 de noviembre entre la RFA y la RDA, que finalmente fue suspendido.

Tras la reunificación

El grupo 5 quedó compuesto por 4 equipos (Alemania, Bélgica, Gales y Luxemburgo) y el calendario cambió, desapareciendo los partidos de la RDA.

Oficialmente, el primer partido del grupo 5 se disputó el 17 de octubre de 1990 en Cardiff, enfrentando a las selecciones de Gales y Bélgica, con victoria galesa por 3-1. A pesar de que Alemania partía como gran favorita y la clasificación era muy complicada, los Diablos Rojos sólo pudieron ser terceros en un grupo de cuatro. Bélgica venía de haber sido eliminada del Mundial de Italia’90 en octavos de final por Inglaterra, que marcó el gol de la victoria en el último minuto de la prórroga.

La fase de clasificación para la Eurocopa de Suecia fue especialmente convulsa y reflejó los cambios que se estaban produciendo en Europa: la Unión Soviética (grupo 3), que sí la disputó entera y se clasificó para la Eurocopa, jugó posteriormente el torneo bajo las siglas CEI (Comunidad de Estados Independientes), ya que la URSS desapareció justo después de la fase clasificatoria. Y Yugoslavia (grupo 4), que también se había clasificado como primera de grupo, fue expulsada de la competición por las sanciones impuestas por la ONU, clasificándose en su lugar Dinamarca, que fue a la postre campeona tras derrotar en la final… a la Alemania reunificada.

La cita de Pas de Deux

De izquierda a derecha: Hilde Van Roy, Walter Verdin y Dett Peyskens, integrantes del grupo Pas de Deux | © Pas de Deux / Wikimedia Commons
De izquierda a derecha: Hilde Van Roy, Walter Verdin y Dett Peyskens, integrantes del grupo Pas de Deux, en 1982 | © Pas de Deux / Wikimedia Commons

A pesar de que este año el Festival de Eurovisión que iba a celebrarse en Rotterdam ha sido cancelado a causa del Covid-19, aprovechando la semana en la que se iba a celebrar, vamos a hablar de una canción que causó una gran controversia en su época pero que actualmente está considerado como un tema de cultoRendez-vous, del grupo Pas de Deux, que representó a Bélgica en el Festival de 1983 celebrado en Munich (Alemania).

A pesar del nombre del grupo (que hace referencia a un paso de danza) y del título (que significa «cita»), los intérpretes eran flamencos y la letra del tema estaba en neerlandés. El grupo se formó en Lovaina en 1982 y sus integrantes eran Walter Verdin (que era el componsitor de la canción), Dett Peyskens (cantante, bailarina y acriz) y Hilde van Roy (periodista).

 

El escándalo de la final belga

Ya hemos hablado alguna vez del Eurosong, la mítica final nacional flamenca organizada cada 2 años por la VRT para seleccionar la canción que iba a representar a Bélgica en Eurovisión. El Eurosong de 1983 se celebró el 19 de marzo en el Amerikaans Theater de Bruselas, muy cerca del Atomium: no en vano, esta sala formaba parte del pabellón de Estados Unidos en la Expo de 1958, de ahí su nombre.

El presentador Luc Appermont dio la bienvenida al cerca de medio millón de flamencos que veía el programa desde sus casas: aseguró que iba a ser «una fecha legendaria», aunque seguro que no se imaginaba lo que iba a ocurrir después.

Tras varias semifinales, llegaron a la final 9 canciones, entre las que destacaban Sofie con Nummer één (favorita de la prensa) y Bart Käell con Symfonie, que tenía el mayor número de fans en la sala. Pas de Deux, que habían decidido presentarse al Eurosong sin tomárselo muy en serio, actuaron los séptimos y recibieron un aplauso muy poco entusiasta por parte del público: sin duda la canción había sorprendido, aunque no en sentido positivo.

El jurado de la BRT (entonces no era aún VRT) votaba otorgando 1, 5, 7 y 10 puntos a sus cuatro canciones favoritas, y cada miembro del jurado había escrito el nombre del cantante al que había votado en una papeleta con forma de disco. El presentador leía primero todas las papeletas de 1 punto, luego las de 5 puntos, 7 puntos y finalmente las de 10 puntos, por lo que al final toda la votación cambió, ya que hasta el momento de leer las papeletas de 10 puntos, Pas de Deux sólo tenía 7 puntos.

Ante la incredulidad de la audiencia, Pas de Deux recibió seis dieces y acabó dándole la vuelta al marcador, lo cual provocó abucheos y gritos, algo sorprendente en el siempre comedido y educado público flamenco. El grupo no sólo no se amedrentó, sino que se vino arriba cuando interpretó de nuevo la canción ganadora, animando incluso a la gente a seguir abucheando.

Rendez-vous seguía, en parte, la línea ya marcada por otra mítica canción belga, en este caso francófona: Euro-Vision, del grupo Telex, que había ido al Festival en 1980. Ambas canciones coincidían en tener sonidos modernos y una actuación poco convencional. Aparte de en neerlandés, se grabaron versiones de Rendez-vous en inglés y en francés.

 

Pas de Deux en Eurovisión

La participación belga de aquel año es recordada como una de las más extrañas de la historia y es la canción con la letra más corta que jamás ha ido al Festival: Rendez-vous, maar de mat is vol en m’n kop is toe (que se podría traducir por Cita, pero ese es el límite y me callo), una frase sin sentido de 11 palabras que se repetía durante 2 minutos y 47 segundos con una extravagante coreografía que ha quedado en la memoria colectiva belga. La canción obtuvo 13 puntos (8 de los cuales fueron del jurado español), finalizando en la posición 18 de 20 participantes.

Aunque resulte contradictorio, y a pesar del mal resultado en el Eurovisión y la baja popularidad entre el público flamenco, la canción estuvo durante semanas en el top 30 de éxitos de Flandes y obtuvo algunos reconocimientos, sobre todo en círculos más alternativos. Después del Festival, Pas de Deux publicaron alguna otra canción como por ejemplo Mani meme, que seguía la estela de Rendez-vous, y finalmente el grupo se disolvió en 1984, ya que sus integrantes decidieron dedicarse a otros trabajos. No volvieron a juntarse hasta 2014, cuanto participaron en el festival The Sound of the Belgian Underground en Bruselas.

 

¿Realmente significa algo la canción?

Ante la pregunta recurrente de si la letra de Rendez-vous tiene algún significado, Walter Verdin desveló el misterio hace unos años: la canción habla de un amor que se termina, y de hecho, el tema no deja de tener un trasfondo sombrío y triste. Verdin contó también que originariamente la canción tenía tres estrofas aparte del estribillo que conocemos, pero finalmente optó por borrar las estrofas y añadir en m’n kop is toe al texto que quedaba.

Se ha querido ver en Rendez-vous y su éxito en el Eurosong una «victoria del nihilismo» en una sociedad como la belga, que en los años 80 vivió una época de gran crisis y violencia (véase los asesinos de Brabante). Sin embargo, el propio compositor asume que la canción ganó, simplemente, porque era la menos mala de las que se presentaron.

Actualmente, Rendez-vous se puede seguir escuchando en la radio belga y, como decíamos al principio, se considera un tema de culto.

También os dejamos aquí una de las canciones que presentaron en las semifinales del Eurosong, Cardiocleptomanie:

Je t’adore

El 'single' de "Je t'adore" y el disco oficial del Eurosong 2006. Foto propia.
El ‘single’ de «Je t’adore» y el disco oficial del Eurosong 2006. Foto propia.

Uno de los sitios en los que la dualidad belga se manifiesta en todo su esplendor es el festival de Eurovisión, en el que las televisiones francófona (RTBF) y flamenca (VRT) se turnan para representar a Bélgica.

Tal y como os comentamos el año pasado por estas fechas, los grandes éxitos belgas en el Festival han sido francófonos y los grandes fracasos, flamencos. Y hoy os hablamos de lo que en su momento se consideró una auténtica debacle, y que causó una gran controversia antes y después de Eurovisión incluso a nivel político: Kate Ryan en 2006.

 

La elección

Muy famosa en toda Europa por sus versiones de éxitos franceses y hits propios, Kate Ryan (nombre artístico de Katrien Verbeeck, nacida en la localidad flamenca de Tessenderlo en 1980) decidió en 2006 presentarse a la final nacional flamenca para Eurovisión, el famoso Eurosong, que en Flandes alcanzaba audiencias de hasta casi 1,9 millones de espectadores y un 65% de cuota de pantalla.

Muchos fans de Eurovisión recuerdan el Eurosong 2006 por la calidad de las propuestas: en la final estuvieron, entre otros, Els de Schepper (artista de gran trayectoria en Flandes que cantó la única canción en neerlandés, Als ik je morgen ergens tegenkomt) y Belle Pérez, de ascendencia española, quien años antes había tenido un hit mundial con el tema Hello world y que al Eurosong presentó una canción íntegramente en español (El mundo bailando). Ryan, con su Je t’adore (en inglés pero con título en francés) se impuso tras varias rondas de votación y obtuvo el billete para representar a Bélgica en Atenas.

Tanto Je t’adore como El mundo bailando fueron grandes éxitos en Flandes y aún hoy se recuerdan y se ponen en ciertas fiestas.

 

La controversia

La polémica llegó después del Eurosong, durante los meses de promoción previos al Festival. El entonces ministro flamenco de Cultura, Bert Anciaux (socialista flamenco), concedió a la candidatura de Kate Ryan una subvención de 60.000 EUR, algo que causó un gran escándalo, hasta el punto de ser objeto de debate en el parlamento flamenco. Anciaux se defendió diciendo que era «promoción cultural» fuera de Bélgica. La VRT pagó el vestido de Swarovski y accesorios de la cantante (14.000 EUR). Sumado a los 60.000 EUR invertidos también por la discográfica EMI, la aventura de Kate Ryan en Atenas costó más de 130.000 EUR en total.

Esto incluso provocó una situación atípica en el gobierno flamenco, ya que el ministro de medios audiovisuales, Geert Bourgeois (N-VA, hoy presidente de Flandes y entonces responsable último de la VRT), se mantuvo completamente al margen y todo fue iniciativa personal de Anciaux. Ni siquiera contaba con el beneplácito del ministro-presidente de Flandes, Yves Leterme (quien posteriormente sería primer ministro belga), quien posteriormente afeó a Anciaux su comportamiento.

La actuación que se vio en Atenas fue muy diferente a la que se había visto en el Eurosong: bastante sobrecargada y sin un movimiento de rodilla que había adquirido una enorme popularidad en Flandes (el ‘zwengelknie’, que podríamos traducir por «rodilla manivela»), lo cual decepcionó mucho a los flamencos. Corrió el rumor de que el propio Anciaux había pedido expresamente excluirlo, aunque Ryan se defendió diciendo que estaba tan nerviosa que «se le había olvidado» hacerlo. Además, algunos dicen que la delegación belga actuó de manera prepotente durante la semana de ensayos en Atenas.

Finalmente, Bélgica fue eliminada en la semifinal, quedándose a 7 puntos de la final.

 

Resaca y punto y aparte

La eliminación de Bélgica fue una gran sorpresa, el impacto en Flandes fue enorme y rápidamente muchos aprovecharon para hacer leña del árbol caído: «el dinero no compra una plaza en la final», dijo el manager del grupo francófono Urban Trad (segundos en Eurovisión 2003) haciendo referencia al escándalo de la subvención del gobierno flamenco. El ministro Anciaux y la VRT defendieron que el dinero había sido bien invertido y aplaudieron la participación belga, aunque las críticas fueron enormes.

Je t’adore se convirtió en un éxito pero Kate Ryan siempre ha dicho que Eurovisión es un recuerdo «doloroso» para ella. Tras el festival, ha mantenido durante años un cierto éxito en varios países, incluida España, donde ha actuado en numerosas ocasiones.

Y en Eurovisión, este fracasó marcó a Bélgica, que estuvo metida de lleno en unos años de ostracismo de los que salió brillantemente en 2010, y casualmente gracias a una canción flamenca elegida sin Eurosong: Me and my guitar, de Tom Dice.

 

La elección de Kate Ryan coincidió con mi primera visita a Bélgica y recuerdo que ponían la canción en muchos sitios, por lo que se convirtió en el «himno» de aquel viaje y me trae recuerdos muy gratos.

 

 

 

San Nicolás y Pedro el Negro

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San Nicolás y Pedro el Negro en un desfile en Países Bajos | Michell Zappa / Wikimedia Commons

El 6 de diciembre se celebra Sinterklaas / Saint Nicolas: la fiesta de San Nicolás, probablemente la más vistosa, entrañable y típica de cuantas se celebran en Bélgica y en Países Bajos.

La fiesta tiene su origen en el día de San Nicolás de Mira o de Bari (según las tradiciones), que fue un obispo cristiano nacido en el siglo III en Mira (actual Turquía) y que murió en Bari (Italia) precisamente el 6 de diciembre. Se le considera el patrón de Rusia, Grecia, Turquía, de los niños y los marineros. Se tiene constancia de que esta fiesta se celebra desde al menos el siglo XIII, aunque probablemente ya se celebraba antes.

Sinterklaas es una fecha muy importante en el calendario belga (flamenco sobre todo) y muy especialmente en Países Bajos, en donde incluso tiene su propio programa de «noticias» en la televisión pública cuando se acerca la fecha del festivo.

La tradición flamenca y neerlandesa

A partir de mediados de noviembre, y casi hasta el mismo 6 de diciembre, se celebra la llegada de San Nicolás a diversos puntos de Países Bajos y Bélgica de una manera festiva y vistosa, llegando en barco y siendo recibido por el alcalde de la ciudad. Según la tradición, San Nicolás viene de España: unos dicen que de Madrid (complicado en barco, pero quién sabe) y otros desde Alicante. San Nicolás se desplaza en un asno (según los francófonos) o en un caballo blanco (según los neerlandófonos) de casa en casa dejando regalos.

Es curioso porque San Nicolás no tiene ningún vínculo con España, pero parece que la confusión se debe a que durante siglos, el sur de Italia (donde se sitúa Bari, lugar de su entierro) estuvo en manos de la corona española (Nápoles y Sicilia), por lo que la historia acabó simplificándose y haciendo que San Nicolás viniera de un país y de una ciudad en la que realmente parece que no estuvo nunca.

Durante las semanas previas, al igual que se hace en España con los Reyes Magos o Papá Noel, los niños escriben cartas a San Nicolás y es habitual que él o sus ayudantes (de quienes hablaremos más abajo) estén en las tiendas escuchando a los niños.

En muchas casas, el Sint deja los regalos después de cenar. Y aparte de hacer regalos en casa, es habitual regalar en los lugares de trabajo chocolate, mandarinas y galletas speculoos.

A modo de anécdota familiar, os comentaré que mi ex pareja solía contarles a sus primos pequeños (que sabían que no era belga porque hablaba neerlandés «raro» según ellos) que como yo era de España, conocía personalmente a San Nicolás y que iba a «chivarme» de si se portaban bien o mal.

Pedro el Negro

Sin embargo, en los últimos años, el auténtico protagonista de esta fiesta ya no es San Nicolás, sino Père Fouettard (francés) o Zwarte Piet (neerlandès), traducido en español como Pedro (o Pedrito) el Negro: un vistoso ayudante/sirviente (a menudo varios) con la cara pintada de negro, los labios pintados de rojo, y el pelo negro muy rizado. No está claro de dónde sale este personaje aunque aparece tardíamente, hacia el siglo XIX: según la tradición es un ayudante del Santo con la cara negra a causa del hollín de las chimeneas (ya que es quien entra en las casas a dejar regalos), pero su atuendo morisco y el hecho de que tenga el pelo rizado y los labios marcados, hacen pensar que se trata de un sirviente/ayudante negro.

Pedro el Negro es, desde hace años, una gran fuente de polémicas, especialmente en Países Bajos, ya que una gran parte de la población considera que es un estereotipo racista y un recuerdo del pasado colonial que debería ser eliminado. Otros sin embargo se aferran a la tradición que indica que es un ayudante manchado de hollín. Este año, en Países Bajos, la Policía ha tenido que intervenir en algunos desfiles para evitar enfrentamientos entre defensores y detractores de Zwarte Piet.

Parece que la disputa no tiene fácil solución, aunque la tendencia es hacer que el personaje, aún presente en dibujos y libros, vaya desapareciendo de los desfiles.

¿Santa Claus o Sinterklaas?

Se supone que los emigrantes holandeses que llegaron a los actuales Estados Unidos llevaron también la tradición de Sinterklaas a sus colonias (recordemos que la actual Nueva York era originariamente Nueva Ámsterdam, un asentamiento holandés). Con el paso de los años, «Sinterklaas» parece que se convirtió en «Santa Claus», nuestro actual Papá Noel, que para ser diferenciado del Sint, en neerlandés le llama Kerstman.

El Armisticio

Firmantes del Armisticio de 1918 en Compiègne | Bundesarchiv - Archivo Federal de Alemania / Wikimedia Commons
Firmantes del Armisticio de 1918 en Compiègne | Bundesarchiv – Archivo Federal de Alemania / Wikimedia Commons

De todos los festivos del calendario belga, el del 11 de noviembre era el único que yo desconocía por completo cuando llegué a Bélgica. Y sin embargo, es una fecha importante no sólo en este país, sino en otros como Francia, Serbia, Canadá o Reino Unido.

En 2018, además, la firma del Armisticio del 11 de noviembre de 1918 cumple 100 años, lo cual le da un significado especial a la fecha. En los periódicos españoles, de hecho, podemos leer algunos artículos sobre esta efeméride: por ejemplo, el diario El País ha publicado recientemente un artículo relacionado a este hecho muy interesante, sobre un soldado que murió 10 minutos antes de que se anunciara el alto el fuego.

 

¿Qué se celebra el 11 de noviembre?

Se llama oficialmente «Día del Armisticio» (Armistice en francés, Wapenstilstand en neerlandés) y conmemora el fin de las hostilidades de la I Guerra Mundial: firmado en el vagón de un tren en la localidad francesa de Compiègne (situada al norte del país, no muy lejos de la frontera belga), suponía el fin de una guerra que después de 4 años había tenido unos 20 millones de víctimas (de la cuales se calcula que unas 100.000 fueron belgas) y había supuesto una terrible destrucción en los países implicados.

El Armisticio de Compiègne supuso un cese en las hostilidades, pero oficialmente se considera que la I Guerra Mundial terminó con la firma del Tratado de Versalles. En Compiègne, sin embargo, ya se fijaban las duras condiciones que en Versalles se impondrían a Alemania como perdedora de la guerra.

En Bélgica, los alemanes tardaron aún dos semanas en abandonar  por completo el país después de la firma del Armisticio.

En junio de 1940, y después del éxito de la ocupación de Francia por los nazis, Hitler haría que los franceses firmaran el armisticio y la rendición en el mismo lugar y en el mismo tren en el que 22 años antes se había firmado el de 1918.

 

Bélgica en la I Guerra Mundial

Es imposible resumir el papel del país en la guerra en un apartado de un artículo, pero es bien sabido que los belgas, a pesar de sufrir la ocupación alemana, hicieron un papel de contención importantísimo que fue de gran ayuda para los aliados, y que la provincia de Flandes Occidental (cerca de Brujas) fue testigo de cruentas batallas: de algunas de ellas ya os hemos hablado, así como de los refugiados belgas que tuvieron que huir del conflicto. Especialmente importante y elogiado fue el papel del rey de los belgas Alberto I como dirigente de la resistencia.

Os recomendamos que, si os interesa el tema, visitéis las localidades de Ypres (Ieper) y Dixmuda (Diksmuide) y los grandes cementerios militares que hay en la región (especialmente el británico), así como el museo In Flanders Fields de Ypres. En Bruselas, podéis visitar la Tumba o Columna del Soldado Desconocido, inaugurada en 1922 por Alberto I en honor a los caídos en la guerra y en la que yacen los restos de un soldado muerto que, según se cuenta, fue escogido al azar por un invidente.

En este enlace tenéis un resumen muy sencillo de la I Guerra Mundial en Bélgica, por si queréis descubrir los puntos importantes de la misma, y en este otro enlace podéis ver las celebraciones e información del propio gobierno belga.

 

 

Minerva: los coches belgas

Relieve de homenaje a los caídos de Minerva Motors, situado en la Rodestraat de Amberes. Foto propia.
Relieve de homenaje a los caídos de Minerva Motors, situado en la Rodestraat de Amberes. Foto propia.

Un día, paseando por las calles del barrio de Amberes en el que vivía (cerca de la Universidad), me topé con el relieve de la fotografía. Me sorprendió por su tamaño (era más alto que yo) y por la inscripción «Minerva Motors NV». ¿Una marca de coches? ¿Y belga?

Efectivamente, el relieve (homenaje a los caídos en la I Guerra Mundial) estaba dedicado a los obreros una marca belga de coches de lujo que existió en la primera mitad del siglo XX. La mayoría ya ha olvidado este nombre. o les queda muy lejano, pero algunos historiadores y conocedores del mundo del motor aún lo recuerdan. ¿Qué sabemos de Minerva Motors?

 

Una marca de Amberes… fundada por un holandés

En 1883, el holandés Sylvain De Jong (nacido en Bergen-op-Zoom, cerca de la frontera con Bélgica) se estableció en Berchem (hoy parte de Amberes) y abrió una tienda de bicicletas. Con los años, pasó de las bicicletas a las motocicletas y, finalmente, a los coches. Así pues, Minerva empezó a vender los primeros coches en 1902. Se desconoce por qué optó por el nombre de Minerva, que es la diosa romana de la sabiduría.

Sus motores eran de tal calidad que se exportaban a Alemania y Reino Unido, y fue comparada con otras marcas de lujo de su tiempo como Rolls-Royce o Hispano-Suiza. Los vehículos eran muy caros y se hacían a mano.

A principios de la década de 1910, el éxito de los coches Minerva era tal que la producción de 1910-11 se vendió antes de que empezara siquiera, y en 1912 la producción de coches Minerva representaba la mitad del total de los coches fabricados en Bélgica. También lanzó una línea de camionetas y furgonetas.

El éxito de Minerva terminó a finales de la I Guerra Mundial: la marca belga no pudo competir con las nuevas marcas de lujo francesas y alemanas ni con la producción de coches a nivel masivo. Su fundador De Jong murió en 1928, cuando la marca contaba con 7000 trabajadores y justo antes de la crisis de la década de los años 30, que también fue decisiva. La compañía quebró en 1934 (sólo quedaban entonces 1200 trabajadores) y se fusionó poco después con otro constructor belga, Imperia, continuando la producción hasta 1938.

Después de la II Guerra Mundial, la continuadora de Minerva se dedicó a producir Land Rovers para el ejército belga hasta 1953. Había planes para volver al mercado, pero finalmente ninguno vio la luz, por lo que la empresa cesó su actividad en 1956, cerrando definitivamente en 1958.

En 2013 se presentó un prototipo de coche híbrido que recuperaba el nombre y el logotipo de Minerva, pero no se tiene constancia de que se haya construido.

 

¿Cómo eran los coches Minerva?

Minerva quiso desde el principio ser una marca de lujo y los coches que se conservan dan buena fe de ello. Os dejamos abajo con un vídeo sobre una pequeña colección de coches Minerva en Kontich (y varios vídeos con modelos) y la página de Pinterest en la que podéis ver numerosas imágenes de modelos de la marca.

 

Gazette van Detroit

Vista parcial de Detroit, EEUU | Shawn Wilson - Wikimedia Commons
Vista parcial de Detroit, EEUU | Shawn Wilson – Wikimedia Commons

Como es bien sabido, los inmigrantes han jugado un papel fundamental en la historia de Estados Unidos, desde el desembarco de los primeros europeos en la costa Este hasta las grandes olas migratorias de los siglos XIX y XX. Y por supuesto, los belgas también formaron parte de esos grupos de inmigrantes: se calcula que cerca de 150.000 belgas cruzaron el Atlántico entre 1850 y 1930 tanto a Estados Unidos como, en menor medida, a Canadá.

Y una prueba de esa comunidad de inmigrantes es el tema que hoy os traemos: este periódico en neerlandés fundado por un belga en 1914 y que desgraciadamente dejará de publicarse en diciembre de este año, siendo el único periódico estadounidense en este idioma que aún existía.

 

Un poco de historia

La «Gaceta de Detroit» fue fundada por Camiel Cools, un inmigrante originario de Moorslede, una pequeña localidad de Flandes Occidental, que llegó a Detroit en 1889. En aquella época, esta provincia flamenca tenía un alto desempleo, por lo que fueron muchas las familias que emigraron a Estados Unidos en busca de una vida mejor y, en concreto, muchas fueron a Detroit y su área a trabajar tanto en la industria del automóvil como al otro lado de la frontera, en Canadá. El periódico estaba dedicado a la comunidad flamenca que allí vivía y combinaba artículos en neerlandés y en inglés.

A pesar de su importancia y alcance, poco a poco la popularidad del periódico fue decayendo: los inmigrantes originarios iban muriendo y sus descendientes no tenían ese vínculo ni con el idioma ni con el país de sus antepasados. De hecho, en 2006 el periódico estuvo a punto de quebrar, pero fue salvado por una aportación del gobierno de Flandes y una oleada de nuevas suscripciones.

 

Últimos años

Durante mucho tiempo, el periódico se mantuvo a flote gracias al trabajo de muchos voluntarios que colaboraban desinteresadamente, principalmente originarios también de la provincia de Flandes Occidental, como su fundador. En 2015, el periódico dejó de publicarse en papel y pasó a estar disponible únicamente online, pero eso tampoco ha evitado la quiebra: en estos momentos tiene aún 900 suscriptores, pero no son suficientes para mantenerlo a flote.

Si queréis visitar la web, que todavía sigue activa, podéis hacerlo aquí.

 

La fiesta de la Comunidad Francesa

'Episodio de la Revolución belga de 1830', obra del pintor Gustaaf Wappers.
‘Episodio de la Revolución belga de 1830’, obra del pintor Gustaaf Wappers. La fiesta de esta Comunidad está directamente relacionada con la independencia de Bélgica.

Cuando hablamos de Bélgica, a menudo usamos los términos Valonia y Comunidad Francesa (hoy Federación Valonia-Bruselas) como si fueran sinónimos, cuando realmente no lo son. Es cierto que el sur es mayoritariamente francófono pero ni todos los francófonos viven en Valonia (más de un tercio viven en Bruselas) ni toda Valonia es francófona (ya que incluye los Cantones del Este, la Comunidad de habla alemana).

Al igual que las otras comunidades lingüísticas, la Comunidad Francesa aparece en los años 70, cuando comenzó la descentralización de Bélgica. A diferencia de en Flandes, donde la Comunidad lingüística y la región física sí se unieron para crear un único órgano gubernamental, el gran número de francófonos en Bruselas (fuera de Valonia) y la existencia de una segunda lengua oficial en territorio valón (el alemán) hizo que la Comunidad Francesa y la Región de Valonia no se unieran. Sin embargo, la Comunidad Francesa y Valonia sí que tienen una presencia conjunta en el exterior y ante ciertas instituciones.

En 2011 la Comunidad Francesa de Bélgica optó por llamarse Fédération Wallonie-Bruxelles, nombre no exento de polémica ya que los flamencos entienden que se les excluye de Bruselas, ciudad oficialmente bilingüe. Tal ha sido la polémica que el gobierno de Flandes se niega a usar ese nombre (oficialmente porque «no aparece así en la Constitución«, cosa que efectivamente es cierta, ya que se mantiene el nombre de «Comunidad Francesa») y la televisión pública flamenca tampoco lo usa.

El 27 de septiembre es festivo oficial desde 1981 y se realizan numerosos conciertos y actividades culturales en Bruselas y en ciudades francófonas de la Valonia.

 

¿Qué se celebra?

Se conmemora la expulsión de las tropas del príncipe Federico de los Países Bajos de Bruselas durante la Revolución de 1830 que culminó con la independencia de Bélgica. La revuelta había comenzado el 25 de agosto de ese año tras la representación de la ópera La muda de Portici (en francés, La muette de Portici) en el Teatro de la Moneda.

El príncipe Federico había dispuesto cerca de 14.000 hombres en el Parque de Bruselas para restaurar el orden en la ciudad, pero los bruselenses, con ayuda de voluntarios valones, lograron que las tropas holandesas se retiraran del parque en la madrugada del 26 al 27 de septiembre de 1830 de manera definitiva. El 4 de octubre, Bélgica declaró su independencia.

La elección de la fecha tiene un doble significado: por un lado, es un día de enorme importancia en la independencia de Bélgica y, por otro lado, la ayuda de los voluntarios valones al pueblo de Bruselas subraya el vínculo que une a estas dos regiones.

 

¿Tiene símbolos propios? ¿Y capital?

La Federación Bruselas-Valonia usa la misma bandera que Valonia (la del Gallo Valón, de la cual ya hemos hablado) de manera oficiosa desde 1975 y de manera oficial desde 1998. No tiene himno.

La capital de la Federación se encuentra en Bruselas y su parlamento se ubica en el Hôtel de Ligne, un edificio muy próximo al Palacio Real. El parlamento lo componen 94 diputados: los 75 del Parlamento de Valonia más 19 del grupo francófono del Parlamento de la Región de Bruselas.

Su presidente es el socialista Rudy Demotte.

El día de Valonia

Bandera de Valonia, que también lo es de la Federación Valonia-Bruselas (antigua Comunidad Francesa de Bélgica).
Bandera de Valonia, que también lo es de la Federación Valonia-Bruselas (antigua Comunidad Francesa de Bélgica).

A diferencia de los días de Flandes y Bélgica, la Fête de la Région wallonne o Fête de la Wallonie (Fiesta de la región valona o Fiesta de Valonia) no tiene un día fijo en el calendario: se celebra el tercer domingo del mes de septiembre. En 2018, la fiesta se celebra el 16 de septiembre.

Los actos oficiales tienen lugar tanto el sábado como el domingo: el sábado se pronuncian los discursos del Ministro-Presidente de Valonia y del presidente del Parlamento Valón, mientras que el domingo tiene lugar la llamada Cérémonie du souvenir (ceremonia del recuerdo) en el cementerio de Belgrade de Namur: en ella tiene lugar una manifestación y una ofrenda floral en varias de sus tumbas (caídos de la II Guerra Mundial y personalidades valonas). Y al igual que en Flandes, en Valonia también se otorgan con motivo de las fiestas las Medallas de Valonia (Distinction du Mérite wallon), que empezaron a concederse en 2011.

No se debe confundir el Día de Valonia con la Fiesta de la Federación Valonia-Bruselas, antigua Comunidad Francesa de Bélgica (Fête de la Fédération Wallonie-Bruxelles), que se celebra un poco más tarde, el 27 de septiembre.

 

¿Qué se celebra?

Los valones conmemoran su participación en la Revolución de septiembre de 1830 que desembocó en la independencia de Bélgica.

Sin embargo, el origen del Día de Valonia (aparece por primera vez a finales del siglo XIX aunque oficialmente se creó en 1923) tiene un doble significado: por un lado reafirmar el patriotismo de los valones y, por otro lado, reivindicar la conciencia valona y movilizar al pueblo valón en defensa de sus intereses y derechos.

A propósito de la «conciencia valona», hablaremos de ella y del movimiento regionalista valón en posts posteriores, ya que ha tenido una importancia en la historia de Bélgica mucho mayor de lo que parece.

 

¿Cuáles son la bandera y el himno de Valonia?

De un estilo muy similar a la de Flandes, la bandera de Valonia se compone de un gallo rojo sobre un fondo amarillo. Esta bandera es tanto la de Valonia como la de la Federación Valonia-Bruselas (antigua Comunidad Francesa de Bélgica).

La bandera fue concebida por el periodista bruselense Richard Dupierreux y diseñada por el artista valón Pierre Paulus en 1912, formando parte desde entonces del regionalismo valón. Los colores amarillo y rojo se corresponden con los colores históricos del antiguo Principado de Lieja (donde comenzó el movimiento valón) y la adopción del gallo evoca a los orígenes galos de la región (gallus). Asimismo, el gallo es también uno de los símbolos de la República Francesa, tan próxima a Valonia tanto cultural como históricamente.

Por último, el himno de Valonia es el Chant des Wallons (en francés) – Li Tchant des Walons (en valón), compuesto en 1900 originariamente en idioma valón (y dialecto de Lieja).

Tanto la bandera como el himno son oficiales en Valonia desde 1998.

 

 

Jommeke

Varios cómics de Jommeke de mi colección. Foto propia.
Varios cómics de Jommeke de mi colección. Foto propia.

Teniendo un blog sobre Bélgica, era evidente que antes o después había que hablar del cómic, el llamado «noveno arte». Sin embargo, era imposible resumir en uno o varios posts no sólo la historia del cómic belga, sino abarcar la enorme riqueza de historietas, autores y personajes. Por lo tanto, he decidido centrarme en algunas de mis historietas favoritas y que además no son conocidas en España.

Así pues, hoy quisiera hablaros de un cómic y un personaje que gozan de gran popularidad en Flandes y que son mucho menos conocidos en Valonia y en el resto del mundo: Jommeke, de Jef Nys (Berchem, Amberes 1927 – Wilrijk, Amberes 2009), un talentoso dibujante que estudió en la Escuela de Bellas Artes de Amberes y que comenzó a dibujar esta historia en 1955 para una publicación de la iglesia católica flamenca, hasta que apareció por primera vez en un periódico de amplia tirada (en Het Volk) en 1958.

 

¿Quién es Jommeke?

El cómic toma el nombre de su protagonista (el chico rubio que se ve en las portadas), pero hay varios personajes con más o menos importancia de los cuales hablaré enseguida. Todos ellos viven en pueblo ficticio de Zonnendorp y muchas aventuras se desarrollan ahí, aunque los viajes al extranjero son frecuentes.

El cómic ha tenido y tiene un enorme éxito en Flandes (donde se han erguido incluso varias estatuas en su honor en Middelkerke y en Temse) y parcialmente en Países Bajos, pero sus traducciones a otros idiomas (francés y alemán principalmente) han tenido muy poco recorrido. Y habiendo vivido en Flandes y conocido la vida en algunos de sus pueblos, debo decir que Jommeke me parece en muchos puntos un reflejo bastante fiel de los hábitos y comportamientos en los pueblos flamencos. Pienso que su éxito en Flandes (y su poca popularidad fuera de allí) puede deberse a eso.

Muchos dicen que éxito del cómic se basa en que son historietas para niños totalmente «blancas», sin ningún tipo de sesgo político, sexual, de malos hábitos o violencia (recordemos que empezó publicándose en una revista de la iglesia católica) y que además han mantenido una línea bastante estable durante años, lo cual es cierto.

Los personajes principales del cómic son:

Jommeke es un chico de unos 11 años de edad, identificable por su pelo rubio cortado ‘a tazón’ que vive con sus padres en el pueblo. Tiene por mascota a Flip, un papagayo rojo y verde que además es su ayudante. Se caracteriza por su valentía y buen humor.

Filiberke es el mejor amigo de Jommeke, aunque es bastante cabezón y tiene muchos pájaros en la cabeza e ideas extravagantes (que se aprovechan para desarrollar historias). Tiene un perro negro que se llama Pekkie.

Annemieke y Rozemieke, hermanas gemelas que habitualmente son llamadas ‘las Miekes’, son también buenas amigas de Jommeke. Tienen un mono vestido de marinero por mascota llamado Choco.

Y finalmente, destacamos al Profesor Gobelijn, erudito y científico a quien Jommeke recurre cuando tiene preguntas. Dispone de una vliegende bol («bola voladora»), una especie de nave redonda que usan para desplazarse por todo el mundo.

 

Jommeke y el español

Casualmente, uno de los episodios más recordados de Jommeke y que ha trascendido a la cultura popular flamenca es el llamado Jommeke-spaans (español de Jommeke): en varios viajes a países de habla hispana, y dado que desconocía el idioma, Jommeke pensó que para hablar español tenía simplemente que añadir -os al final de ciertas palabras, como en la mítica frase «Ik Jommekos, kent gij de wegos naar het dorpos?». También abusaba de expresiones como «señora», «caramba» o «si si», fáciles e identificables para cualquiera que no hable español.

Jommeke en francés se llamó Gil, en alemán Peter, en inglés Jeremy y, según algunas fuentes, en español Ubenso, aunque no he encontrado más información al respecto ni sé si realmente hubo traducciones de cómics a nuestro idioma. Lo que sí he encontrado es una serie de películas de dibujos animados que por lo visto llegaron a España en los años 80 y en las que, según la Biblioteca Nacional de España, el título era Gil y Jo, que son los nombres de Jommeke y Filiberke en francés (las películas se grabaron en ese idioma). He encontrado incluso un fragmento de una de ellas: